Breve introducción al Libro la Hª del Arte de Gombrich. Se intenta una edición crítica desde la edición 4ª, ya que todas las ediciones primeras (1950) se presume que tendrán errores, pero una edición 4ª, de 1951 ya tendría que haber corregido, así que los encontrados se señalan, así mismo se añade los agregados ya desde la edición 16ª última corregida por él mismo antes de su muerte, que firma en Diciembre de 1994
Deberíamos preguntarnos el porqué de este éxito en esta obra ¿qué la hizo tan atractiva?. Si lograra darles la clave tendrían el secreto de un "best seller" en el campo del arte. Esto no es posible pues no se ha repetido, además no se van a poder dar las circunstancias, ni van a tener el gracejo comunicativo de Gombrich.
Terminada la II guerra mundial Gombrich detecta que en Inglaterra no tienen un texto básico introductorio para el estudio de la historia del arte, lo estructura, escribe y en 1950 está presentado, (Leo por algún lugar que algunos allegados suyos eruditos en el tema le comunicaron de palabra que no terminaba de gustarles). El libro entró en los colleges privados como un tiro (hay hartos guiños a la cultura inglesa, artistas, monumentos, colecciones y museos, donde comprobar las piezas originales y estaba ilustrado con muchas fotos en comparación a los libros de entonces). Los docentes lo recomendaron a los docentes, y al empezar nuevo curso ya estaba también en los colleges pero de USA. Trascurrido un año ya habían lanzado 4 ediciones cortas, sin tardar ya fue traducido y en el 52 circulaba por los colegios privados en España, para hacer una idea de la onda expansiva, no tardó en darse como introductorio en 1º en las facultades de Historia y en las escuelas de arte. Resumiendo, que por entonces si alguien pedía un libro para empezar en el tema, le daban o recomendaban "el Gombrich". Hoy no se lo recomendarían y menos si es usted una mujer, o quien le recomienda es una mujer. Comentemos la cosa.
La historia del arte de Gombrich tiene tantos errores ya en la 4ª edición, que realmente es difícil de creer que superase la 1ª, y que nadie lo recomendase. Pero en Inglaterra inmediatamente se dieron cuenta del cúmulo de errores, y lo mal escrito que estaba, y lo hicieron Slade Professors de Cambridge en 1961, técnicamente el catedrático de arte antiguo. ¿Cómo es posible que esos tipos tan listos no cayeran en la cuenta que en su libro no mencionaba ninguna mujer?. Efectivamente doy fe que en las fuentes de historia del arte hay mujeres, yo diría que prácticamente en todas: Plinio, Pausanias, Vasari, Van Mander... si quieren en España: Pacheco, Palomino.... ¡Craso error! y peor rectificación, en la edición en alemán en la 11ª incluyó a la alemana Käthe Kollwitz, casi desconocida, queda muy poca obra, su taller se quemó en los bombardeos con prácticamente toda su obra, (me parece que la primera vez que llega a España es en la exposición de Maestras con una escultura suya). Como seguramente le zumbaban ya los oídos, la incluyó también en la 16ª y en el prefacio de la 16º como diciendo, ahí la tenéis. La justificación fue peor que la elusión femenina de su obra, era como dar la razón a quien tenía la razón. Luego el entorno feminista tiene motivo para no recomendar esta obra y les recomendarán a Katy Hessel. Mi motivo feminista también, para no recomendar el libro es que no mentó al padre, y cuando lo mentó lo mentó mal, pero esa es otra cuestión.
Vamos a intentar una aproximación desde una crítica al libro realizada por Antón Capitel, si lo leen si por favor, el repaso que le da es contundente, debemos irnos primero al final del todo donde dice: La decepción que se siente al leerla resulta especialmente intensa al recordar los fantásticos ensayos del autor referidos al principio. Huyan de éste y vayan a los otros. Pero así mismo después del rapapolvo general en todo el ensayo, justo en el párrafo anterior, o sea el penúltimo dice: A pesar de ello, no me importa reconocer que se trata, así y todo, de un buen libro,... ¡¡¡ ¿? !!!
¿Entonces, qué hacemos?, ¿lo recomendamos o lo damos por defenestrado para estos tiempos?
Si te han recomendado el libro, para empezar en el tema del arte y has llegado hasta aquí, no deberías seguir leyendo la introducción, lee el libro y luego regresa a este punto para ampliar.
Si eres un docente y buscas notas, para trabajar, o pasas por aquí porque revisas lo que leíste hace muchos años, no hay muchas notas excepto en los primeros temas para marcar el remarcado pedagógico de Gombrich, en que el alumno tiene que realizar su trabajo y despertarse su curiosidad por la información en el arte, por lo que en algunos de los guiños de Gombrich levanto la liebre, para que empiece a poner atención en cada párrafo de lo escrito sin pasar de largo. Gombrich escribía este libro para un joven acabando secundaria como si fuera él mismo. Pero Gombrich no era un estándar de joven, fue brillante en sus estudios primarios, y entre los 18, 19 años ya presentó un trabajo fin de curso sobre arte fuera de serie. En reseñas de gente que le conoció en vida, lo dan como muy inteligente elaborando respuestas, y muy rápido. Luego este libro puede despertar desde a un inteligentísimo "Gombrich" latente, o pasando por todos los matices, a crear un manido espectador de arte, si logra atraparlo y que continúe hasta el final del libro.
También podrías ser el listillo que va a por cosas "papiyar" al docente y sacar nota. Si es el último caso vamos allá.
El prefacio del libro es una trampa urdida en la que cae el lector. Contra mas listillo te crees revisando sus reglas, buscando equivocaciones, o contradicciones, más te sumerges en él y más atrapado te quedas. Gombrich no sigue ninguna de esas reglas. Revisa lo que creíste de los errores del libro, porque igual no son errores. Gombrich busca, a alguien que sea capaz de leer fuera de lo escrito, alguien que interprete lo que no está escrito desde lo escrito, como si tuviéramos que subirnos a un árbol para empezar a ver la dimensión del bosque. Parece como si el libro estuviera incrustado en capas u, otras reglas. ¿puede ser? vamos allá.
Todo el libro es un eufemismo, de lo que es arte, de lo que es mejor etc... obviamente está negando al lector los desnudos del figurativismo una y otra vez, incluso cuando los da, poquísimas imágenes, las esconde. Aun de lo llamativo de las imágenes que nos va a acompañar, (todo el arte por si es llamativo), tendrían que concluir que su colección de imágenes daría el museo más aburrido del mundo. Niega la sal, la pimienta... y el azúcar del arte, para lograr un libro sobre historia del arte con los ingredientes menos sabrosos del arte.
En una de las notas empezando, digo, que erróneamente Gobrich da a alguien como primer ejecutante de algo. Esta es una de las claves que tenemos que tomar. Cuando Antón Capitel cuestiona que Ribera... no está en el libro, antes tenemos que preguntarnos si hizo algo primero que otros, por muy excelso que pintara y superara a otros, para que la regla principal de Gombrich la pase, y lo reseñe siguiendo una línea u otra de transmisión de conocimiento descubierto (sea así o no a juicio de muchos otros historiadores, ésta es la explicación de Gombrich y este su libro)
De igual manera a Antón Capitel le llama la atención lo poco de Barroco que da, Tenemos que dar con otra regla que también explique muchas de las faltas siguientes, vamos allá.
Cuando Gombrich inicia su libro, apenas hacía que
se conocía el descubrimiento de los campos de concentración nazis. Pero
incluso antes de iniciarse la II guerra mundial, los intelectuales
exiliados judíos empezaron a preguntarse ¿qué era lo que sustentaba la
creencia sobre una supuesta maldad intrínseca de la "raza" judía, que
manipulando en el colectivo mundano podía llevar a querer exterminarlos?. Y
concluyeron que se trataba del nuevo testamento, y la iconografía
perpetuada del arte reflejada de él. No nos extrañe que Gombrich como
judío vienés exiliado (en 1936 llegó Londres) va a
evitar lo más posible de imágenes y autores concernientes a ese tema,
acaso nos va a dar la dulce imagen del nacimiento de Jesús como línea en
el
tiempo, algún crucificado va a tener que salir sin más remedio, pero
estas líneas tan llevadas desde el medievo al siglo XXI, que inundan las
iglesias y conventos, y museos, y que nos sirven
para explicar los movimientos en el arte en muchos autores, nos las sustrae
comparativamente. Y desde luego la gran explosión de imágenes de este
tipo que se da en el barroco.
¿Les suena algún país fascista que
perdurara cuando Gombrich escribía y publicaba este libro? Si es así,
igual entienden el menosprecio del autor a sus monumentos museos obras y
artistas, quizás entendamos porqué ya en la 16ª luego de hacerlo doctor
honoris causa en la Universidad complutense el 28 de enero de 1992, da
las gracias otorgando a Victor Horta en vez al
"obseso religioso" de Gaudí como iniciador del modernismo en
arquitectura. De parecida
manera, de Stalin y el comunismo que aún le siguió, tampoco tenía buena imagen, igual comprendemos porqué
al museo del Hermitage incluso le quita obras de la 16ª a la 4ª
Si seguimos redondeando las reglas de Gombrich de sus exclusiones o inclusiones llamativas, tendríamos que preguntarnos lo que los intelectuales judíos pensaban del concepto de arte degenerado, y el arte oficial impuesto por los nazis y de cómo se había llegado a ello. Desde una mala lectura de Winckelmann, idealizante en el peor sentido, los nazis lanzan un panfleto pidiendo la dignidad divina para los artistas por representar el alma de su pueblo, por lo que tenían que mirar el arte como expresión del espíritu colectivo para mantener el ímpetu, y no entrar en decadencia, por lo que se tenía que mirar al pasado frente a la corrupción contemporánea de entonces... y tal y tal, en resumen: el arte nacionalsocialista tenía que ser reflejo del arte griego. Gombrich y los intelectuales judíos pensaron que todo libro que dio pie para forjar ideas que determinaron los postulados del arte nazi eran peligrosos. Si Winckelmann levantara la cabeza diría - ¿Tan farragoso escribí yo para que me entiendan tal mal unos y otros?. En la 4º edición Gombrich no cita al padre de la historia del arte en la biografía, en la 16ª española dice: Hoy, pocos lectores se interesan por este libro, y nos dirá que fue indirectamente, (tiene ensayos donde lo escribe) ese sentimiento el culpable de la terminación de los movimientos primitivos. Richard Wagner fue el compositor favorito de los nazis, desfilaban con su música de fondo. Los directores de orquesta judíos aunque al finalizar la guerra se negaban a interpretar a Wagner, volvieron a interpretarlo, Tristán e Isolda o Tannhauser son piezas entre las favoritas de Barenboim. De igual manera no se tendría que vetar, con rotundidad o con sigilo, al padre de la historia del arte, discutirle acaso siempre, pero vetarle no. Los autores que si recomendará encarecidamente su lectura, tanto en la 4ª como 16ª son Bernard Berenson, y Erwin Panofsky , que daban servicio al comerciante de arte Joseph Duveen, darán fe de sus autenticidades y pondrán la teoría y comentario sobre todo Gombrich, incluso colaboraron con la cazatalentos y galerista Peggy Guggenheim que los reñía soportaba y apoyaba, incluso Gombrich algo menos tiquismiquis con todo lo moderno pero no le tragaba ni la mitad de los llevados por Peggy, todo este grupo principal (y algunos más) de nombres pesados en el arte, con cosas y temores comunes, buscándose la vida, ayudaron con tesón a llenar las colecciones y museos de Henry Clay Frick, William Randolph Hearst, John Pierpont Morgan, Andrew William Mellon, Henry E. Huntington, Samuel Henry Kress, John D. Rockefeller. Así que Antón Capitel , tendría algún ejemplo en la absurda ilustración con los cuadros pintados con las que ilustra la rotonda de Agripa, o el Blue Boy de Thomas Gainsborough, si sigue la relación entre los nombres enunciados..., ayudando o reforzando la idea de, hicisteis una buena compra, deberíais repetir, y en la próxima edición os pongo otro. Nadie en el campo de la crítica del arte está libre de pecado. El mismísimo Winckelman fríe a criticas las piezas y restauraciones que iban a terminar en Inglaterra, mientras que alababa las que fueron o iban con destino al imperio austro-húngaro, Vasari cita una tras otra las copias que le colaban por auténticas a los reyes de Francia, las de los aliados cayó, lo cual fue peor, pues prácticamente las reclamaciones a la signoría le obligaron a emitir una segunda edición la Giuntina con los célebres añadidos de los olvidos. De parecida manera en el final de la 16ª después de 4 capítulos despreciando y dando por muerto el figurativismo, aunque caminó sin ningún problema al lado e incrustado en todos los movimientos nuevos, lo resucita por mano de Lucian Freud que más o menos lo llevaba, lo hubiera tenido más fácil con Francis Bacon, pero a éste lo llevaba David Sylvester.
Con esto habríamos explicado el por qué de sus exclusiones e inclusiones.
Hay dos consecuencias de la lectura por gente que se inicia en el arte si no avanzan fuera de este libro. Vamos allá.
Se despierta una obsesión por creer que los artistas estaban locos por hacer algo nuevo, fuera como fuese desde sus explicaciones, sin tener en cuenta cosas accesorias como la terrible ley de Marx, Si cambian los métodos de producción cambian los modelos sociales de manera adaptativa. La fotografía apareció y había que hacer algo que no se pudiera hacer con la fotografía, absoluta competencia, igualmente el invento de la pintura en tubo, daba la posibilidad de salir a pintar al exterior, pero esto no implicó ni el abandono ni el rechazo del figurativismo. La revolución del óleo la medio explica, pero la considera más importante el descubrimiento de las leyes de la perspectiva para el renacimiento, les va a ser difícil encontrar historiadores que le den la razón. La reforma la considera un motor de cambio adaptativo al paisaje y el retrato, y el protestantismo la fórmula de pensamiento que va a ser capaz de dar ese cambio. Obviamente esto no fue así, pero para insertar a los artistas ingleses, tenía que poner la pólvora que originase la explosión del éxito en ventas, tenía que justificarlo. La realidad pura y dura es: que en Inglaterra no hubo escuela ni de pintura ni de dibujo, y que los pintores y escultores que recalaron salían por piernas, quizás algún alemán templado en el clima, con parecida educación en las papilas gustativas como Gombrich, lograba aguantar el resto de su vida viviendo allí. Podríamos fabricar otro eufemismo, (como el de Gombrich, dándolos por artistas experimentales a los ingleses), de cómo los artistas ingleses incrustaban figuras en pequeñito en paisajes porque no eran capaces ni de pintarlas ni de dibujarlas correctamente. Respecto a los retratos, una visita a la colección Wallace donde nos posiciona, la comprobación in situ ante las piezas que nos señaló, nos va a hacer sonreír.
La introducción y los primeros capítulos nos presentan una fórmula tan fácil de acercarnos al arte, que se necesita una salida de emergencia o corrección en algún sitio, cosa que no hace. El arte y la historia del arte no es una materia tan sencilla y asequible con la lectura de un solo libro, necesita tesón, lecturas y educación de la vista con las obras y de nuevo vuelta a leer y formar criterio, siento darle esta mala noticia al que acaba de llegar, pero si se le ha quedado en el subconsciente, el acercarse con la mente abierta a cualquier obra sin prejuicios de lectura anterior, y despreciar a los que lleguen con un catálogo en la mano y van leyendo las cartelas y tomando notas, ¡mal camino para avanzar!. Formarás parte del gran grupo que se dan codazos por ver la mona lisa del louvre, y no muestran ningún interés por el resto de las obras que hay en esa misma sala. Así que no te extrañe si escuchas una frase despectiva, como, ¡Cuánto daño hizo Gombrich al arte!
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